Electroestimulación en el deporte:
conceptos básicos
A día de hoy todo el mundo ha visto alguna vez un aparato de electroestimulación, ya sea porque lo ha utilizado en la consulta del fisioterapeuta, o porque lo ha visto anunciado en televisión (ojo, que no son los mismos aparatos, pero sí el mismo concepto). Pero ¿qué sabemos sobre el uso de la electroestimulación en el deporte?
A través de una serie de posts veremos en qué consiste la electroestimulación aplicada al mundo del deporte, cómo usarla para potenciar las distintas capacidades físicas básicas, distintas formas de combinarla con nuestro entrenamiento tradicional, etc. Hoy comenzaremos con unos conceptos básicos sobre la electroestimulación.
¿Qué es la electroestimulación?
La electroestimulación muscular consiste en el uso de un dispositivo electrónico que genera impulsos eléctricos y que hace que se contraigan los músculos. El impulso eléctrico generado por el dispositivo llega hasta el músculo a través de cables (o, gracias a recientes avances, de forma inalámbrica) unidos a unos electrodos.
La contracción del músculo que genera el dispositivo es análoga a la que esa misma persona realizaría con una contracción voluntaria, es decir, a través de su sistema nervioso.
Debido a esto, la electroestimulación se ha utilizado tradicionalmente por profesionales de la salud para recuperación de lesiones o mantenimiento de la masa muscular en situaciones en las que no es posible el entrenamiento.
¿Cómo funciona la electroestimulación?
Como hemos dicho, el dispositivo de electroestimulación genera un impulso eléctrico que llega hasta los electrodos colocados en el sujeto. El nervio es capaz de traducir este impulso eléctrico en una contracción de las fibras a ejercitar.
Una de las cosas más importantes cuando trabajamos con electroestimulación es saber exactamente dónde colocar los electrodos. El impulso eléctrico estimula directamente el nervio motor, que es el encargado de llevar al músculo la orden del movimiento.
En una contracción voluntaria, el cerebro es el que emite esa orden de movimiento, que viaja a través de nuestro sistema nervioso llegando al nervio motor, y éste da la orden al músculo. Utilizando la electroestimulación, la orden no parte de nuestro cerebro y se ahorra ese viaje, llegando directamente al nervio motor y ordenando el movimiento.
¿Puede utilizarla todo el mundo?
Actualmente la electroestimulación ha visto crecer de forma exponencial su público gracias a su aplicación médica, en el deporte o en el mundo de la estética.
Como todo, la electroestimulación tiene algunas contraindicaciones, bastante lógicas por otra parte: no pueden usarla personas con marcapasos, con episodios de epilepsia, arritmias, trombosis… Guiándonos por el sentido común entenderemos todos los casos.
Personalmente, añadiría que es importante utilizar la electroestimulación siempre guiados o con un profesional: esto está claro en el caso de su uso para rehabilitación o electroestimulación deportiva, pero no lo veo tan extendido cuando se trata de electroestimulación estética. Es importante saber cómo trabajar con impulsos eléctricos para minimizar riesgos y maximizar resultados.
En los siguientes posts de esta serie hablaremos de los pros y contras del trabajo con electroestimulación, cómo utilizarla aplicada al deporte y a los distintos tipos de entrenamiento, cómo la utilizan los atletas de élite, etc.
Electroestimulación en el deporte: desmontando mitos
Continuamos con la serie de posts sobre la electroestimulación en el deporte y, después de haber hablado de los conceptos básicos, nos centraremos en ver en derribar ciertos falsos mitos: la electroestimulación debe ser un complemento del entrenamiento, y no un sustitutivo.
El tema de la electroestimulación es como el de las cremas o cualquier otro aparato de fitness casero que anuncien por la televisión: ¿funciona? Sí, claro que funciona ¿Pero funciona por sí solo? Rotundamente no. Lo ideal es utilizarlo como complemento a nuestro entrenamiento habitual.
Si os fijáis, en todos los productos de este tipo que suelen venderse, en algún lugar del empaquetado o de las instrucciones aparece (o debería aparecer) la frase: “el uso de este producto debe estar acompañado por una vida activa y una alimentación sana”.De otro modo no veremos resultados.
La electroestimulación no es una excepción a esta regla: tanto los aparatos para fines estéticos como los especialmente diseñados para uso deportivo deben ser una ayuda para el entrenamiento, pero en ningún caso sustituyen al trabajo que realicemos en el gimnasio. Los milagros no existen: sudar la camiseta es necesario.
Pero un electroestimulador en buenas manos sí puede ayudar a alcanzar nuestros objetivos: su uso nos ayudará a maximizar resultados, ya sea en una rutina de aumento de fuerza, tonificación o pérdida de grasa. Podemos utilizarlo durante el ejercicio (bajo la supervisión de un profesional) o después del mismo como medio de recuperación.
Personalmente, cuando siento las piernas muy cargadas después de una sesión intensa me viene de lujo el programa de recuperación con electroestimulación: al día siguiente estoy recuperada y a tope para continuar trabajando.
El esfuerzo en el entrenamiento es necesario: la electroestimulación es un complemento muy interesante y valioso.
La electroestimulación en el deporte : recuperación de lesiones
Después de haber hablado sobre los conceptos básicos de la electroestimulación y de haber desmontado algunos falsos mitos, hoy nos acercamos al uso de la electroestimulación como ayuda para la recuperación de lesiones; posiblemente uno de los usos más extendidos de estos aparatos.
Si a raíz de alguna lesión has tenido que mantener algún miembro inmovilizado, o si has sufrido alguna intervención quirúrgica que te ha mantenido alejado de tu entrenamiento por un largo período de tiempo, puedes encontrar en la electroestimulación un complemento ideal para recuperarte más rápidamente de tu lesión.
Recordemos en primer lugar que la electroestimulación debe ser siempre un complemento del ejercicio físico, y nunca un sustitutivo. Ahora bien, existen determinadas circunstancias, como una lesión, que pueden impedirnos continuar con nuestra rutina de ejercicio habitual. En casos como este, la electroestimulación puede sernos de mucha ayuda.
Algunos de los beneficios del uso de la electroestimulación en la recuperación de lesiones:
- Minimizamos los efectos de la atrofia muscular: cuando sufrimos una lesión y dejamos de entrenar, se produce una atrofia muscular, disminuyendo el tamaño del músculo, su fuerza y su tono. Aplicando trabajo con electroestimulación, podemos minimizar estos daños, preservando nuestra masa muscular aunque el miembro se encuentre inmovilizado.
- No hay por qué esperar a recuperar el ROM de la articulación: más interesante si cabe es el hecho de que a través de la electroestimulación podemos continuar entrenando los músculos tras una lesión aunque no hayamos recuperado todo el rango de movimiento de la articulación.
Este fue mi caso la primera vez que utilicé la electroestimulación: una lesión en la muñeca derecha me obligó a mantenerla inmovilizada durante un tiempo. Al comenzar la rehabilitación me era muy difícil realizar movimientos completos, pero pude empezar desde el minuto uno a trabajar flexores y extensores de la muñeca a través del trabajo con electroestimulación. A día de hoy, he recuperado completamente la movilidad.
- El factor psicológico también influye: muchas veces, tras una lesión hay personas que cogen miedo a realizar ciertos ejercicios, y más aun si han debido pasar mucho tiempo inmovilizados y han perdido fuerza muscular. En estos casos, las sesiones de electroestimulación pueden ser muy beneficiosas, ya que colaboran junto con el entrenamiento tradicional a la recuperación de fuerza y tono del músculo, haciendo mejorar la confianza del deportista y eliminando temores.
La electroestimulación, combinada siempre con el entrenamiento tradicional y utilizándola con un profesional de la salud, es uno de los medios más efectivos para recuperar lesiones de forma más rápida y eficaz.
fuente: vitonica